El otro día estuve leyendo y mirando cómo de parte de las mujeres todo queda exageradamente mal, todo está mal visto, mal escrito, mal interpretado.
En pleno Siglo XXI seguimos escuchando cosas sobre las mujeres que no encajan.
No encajan con el prototipo de señoritas, no encajan con lo políticamente correcto que nos ha impuesto un patriarcado toda la vida.
Os cuento algo sobre Violeta:
Ella es una mujer guapa, joven, distinguida, le gusta la vida fina, aunque no tenga dinero para costeársela. Coje el metro cada finde, y va en bambas pero con un vestido ajustado y bonito, y los tacones en el bolso. Llega a la esquina del bar de moda y se encuentra con sus dos amigas, Lucía y Cristina.
Todas se cambian los zapatos y se ponen los tacones, se disponen a entrar en el club.
Conocen a unos chicos, son turistas, a Violeta le gusta uno, él la mira de arriba a abajo, a la vista salta que Violeta es una mujer hermosa. Entonces el chico y sus amigos les invitan unas copas en el privado.
Llegan unos amigos del barrio de Violeta y la ven allí, con una gran botella cara, en un privado.
Enseguida piensan: – “Pero Violeta no tiene tanto dinero”
- ¡Oh Dios mío! Creo que violeta es prostituta de lujo. Estoy convencido de que se dedica a eso, porque mira el tamaño de esa botella. Y con esos tipos…
Acto seguido, se van de la discoteca. Se van pensando en lo perdida que está Violeta.
Termina la noche. Violeta se lo pasó bien, bailó mucho y bebió gratis, pero nada más. Se cambia los zapatos y se va a su casa, en metro, a descansar.
Os cuento algo sobre Carlos:
Carlos es un tipo guapo, alto y con mucho estilo para vestir. Le gusta la vida cara, pero todavía no puede costeársela. “Este finde lo peta”. Así les dijo a sus amigos, Omar y Juan, y se fueron todos de juerga al bar de moda.
Los tres mosqueteros llegan juntos en metro, con el dinerillo justo para la entrada a la disco. Carlos está en paro, pero igualmente le gusta salir a pasarlo bien el finde.
Carlos coquetea con una guiri, muy guapa, joven y se ve que adinerada. Ella le guiña un ojo y le invita a tomar algo en el privado.
Justamente entra en la discoteca una amiga del barrio de Carlos.
- ¡Oh Dios mío! Carlos además de guapo y joven es un TRIUNFADOR. Mira qué botella del licor más cara, que elegante que va y con esa chica tan guapa al lado. Se ve que le va bien en la vida. Qué chico tan ejemplar.
La amiga de Carlos se va. Y Carlos también, se ha ido.
Otra vez en metro, feliz porque lo ha pasado genial y ha bebido gratis.
Aquí tenemos 2 situaciones muy parecidas, pero en una de ellas la protagonista lejos de ser juzgada como una triunfadora, se le juzga como una prostituta.
Tenemos que liberarnos de esos complejos machistas que nos rondan la cabeza. Solo nosotr@s podemos cambiar esta situación.
¿Qué opinas?
