Our Glam DIARY: Viviendo la cuarentena parte 1

    DIARY: Viviendo la cuarentena parte 1

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    Quería dejar por aquí el rastro de todo esto que estamos viviendo actualmente. Es 8 de Abril de 2020, plena primavera en España. Pero todavía no sacamos del armario los vestidos floreados, ni los botines sandalias.

    En otro momento habríamos estado preparando maletas para el feriado de semana santa, o como el año pasado en Indonesia deleitando el ojo y alimentando la memoria de un viaje inolvidable.

    Pero hoy tengo la necesidad de tomar el ordenador y escribir todo lo que pasa y siento tras muchos días de encierro. Sí, estamos en cuarentena y encerrados por un virus llamado covid-19 , mismo que empezó a finales de 2019 en China y ahora está regado por todo el mundo sembrando caos y tristeza, llevándose vidas de los mayores (y no tan mayores) de las familias y saturando los servicios médicos.

    ¿Alguna vez imaginaste que algo así podría ocurrir?

    Para nada. ¿Pero qué siento ahora mismo? Me interesa escribirlo todo, para leerlo en unos años y valorar cosas.

    Al principio me volví un ser completamente sedentario, comer ultra procesados, dormir de más, y alimentarme de redes sociales hasta el cansancio. La balanza se manifiesta, 55 kilos, 3 más de lo habitual en este tiempo de cuarentena. No me da miedo ser gorda, me da miedo comer mal y que repercuta en mi salud y mi vejez. He decidido que mi cuerpo es el templo que tengo la oblgación de cuidar. Y ahora como frutos secos, frutas, bebo agua, desayuno avena y todas esas cosas.

    Hasta compré vitaminas “especial defensas” para combatir “al bicho” por si nos toca.

    Tengo la suerte de que mi pareja tele trabaja casi todo el día, sino estaríamos de los pelos, porque con todo el amor del mundo, todos necesitamos nuestro espacio. Por ahí a las 19h00 lo extraño, me extraña, viene al sofá y miramos series o pelis juntos. Hacemos la cena , y lo que surja.

    Extraño lo social. Salir a tomar café con gente, salir de fiesta hasta que me duelan los pies, ir a mirar tiendas y comprar “alguna cosita”, relacionarme y conocer cosas nuevas, respirar aire distinto, pero lo que más, viajar.

    Tengo mono de sociedad. No soy un ser solitario, soy de ruido, de gente, de espectáculo. Por no mencionar que se canceló el concierto de Chayanne (el novio de mi madre).

    Hasta que no nos lo han quitado no hemos entendido el valor de esas cosas, y hasta que no nos han obligado no hemos dado ese respiro a la naturaleza que tanto nos lo pide a gritos. Se ven animales por las avenidas, delfines en las playas de Barcelona. Tortugas que están poniendo huevos en playas que suelen ser turísticas.

    ¿Qué pasará con los saludos? Si yo soy de esas que hasta te abrazan cuando te ven. Cuando nos dejen salir, que aún falta mucho no podremos ser ni estar como antes.

    Aquí en España la gente lo lleva bien, como puede. Los policías ponen música alegre en las patrullas, la gente sale cada día a las 20h00 a aplaudir en agradecimiento a los sanitarios que se dejan la piel sanando a la gente.

    Muchos incluso se contagian o mueren. Están muriendo muchísimos abuelos, ahí solitos sin familiares ni funerales dignos.

    Algunos vecindarios tienen verdaderos artistas que tocan jazz, cantan ópera y cosas así. Yo tengo 2 vecinas simpáticas en frente que siempre salen en pijama, lo que más me gusta de ellas son son sus sonrisas, muy majas, me da que se llaman Paqui y Rosa. “¿Eres nueva no?” Me dijeron el otro día. Radio patio no es nada en comparación.

    Ah, me olvidaba de mis vecinos de abajo, son 2 niños rubitos de unos 8 – 10 años. Son adorables, pero están aprendiendo a tocar el trombón. Primero empezaron con get lucky, y ahora están empecinados en tocar el “resistiré” y así todo el día estoy, resistiendo a esos ensayos interminables. ¿Pero qué hago? Son niños, y están aburridos.

    Y aquí dentro de lo que cabe estamos mejor que en otros sitios. En Ecuador (donde nací) hay una ciudad en la que la gente saca sus muertos a la acera, esperando que alguien se los lleve o quemándolos porque huelen mal. El Gobierno no hace nada, solo culpar al presidente que estuvo años atrás, a veces me rio por no llorar.

    Se trata de una emergencia sanitaria muy grave, mucho. Más serio de lo que pensamos.

    Hay días en que me levanto feliz, y aprovecho las horas, incluso estoy haciendo ejercicio cada día para cansar mi cuerpo y mejorarlo un poco por si salimos antes del verano. No es que sea pesimista, es que soy una optimista en pausa.

    Del sueño ya ni te cuento, como nuestra mente no se cansa ni ve cosas normales, está fresca como una lechuga y por la noche le da por pensar. Piensa en cosas, lugares, gente, o se inventa historias que ni Spielberg.

    Las migrañas vienen día sí y día no. No se las otras mujeres, pero yo tengo las hormonas alborotadas, desorden del período, crisis existenciales, rabias, llantos.

    El otro día lloré porque unos ancianitos ganaron un concurso en Netflix.

    Ya vi la Casa de papel y me quedé a medias. ¿Pero cómo se atreven a hacernos esto? No hay derecho.

    Y bueno, Gabby del futuro, quería que leas esto y sepas como me siento ahora, y les cuentes a tus nietos si llegas a tener, que tú pasaste encerrada la cuarentena así que ellos pueden estar un finde sin salir de casa. ¡Hombre ya!.

    @gabbyrucci